Tim Schafer, diseñador de míticos videojuegos de aventura
gráfica como Monkey Island, Maniac Mansion o Grim Fandango, decidió que Double
Fine, el siguiente proyecto de su compañía, no iba a seguir el modelo
tradicional de creación de un videojuego. Quería financiarse con
microparticipaciones de particulares de un mínimo de 15 dólares, y que por
dicha cantidad, además de recibir una copia del juego, los donantes recibirían información
mensual del desarrollo y podrían dar a la compañía su opinión sobre
los avances e incluso votar para influir en las decisiones del
proyecto.
Schafer lanzó su idea en Kickstarter, una compañía
dedicada a financiar todo tipo de proyectos a través de participaciones de
particulares, y en sólo ocho horas ya había logrado su meta inicial de
400.000 dólares. Al cabo de 24 horas había recaudado un millón de dólares.
Y casi ha llegado ya a los 2 millones.
Esta nueva forma de financiación permite a los
desarrolladores una mayor libertad creativa, no debe ajustarse a lo ya
establecido como garantía de éxito, puede arriesgar pero partiendo de una
ventaja importantísima, conoce de primera mano los gustos y deseos de su
público, ya que este ha pagado por adelantado el producto y participa
activamente en las decisiones del proyecto.
Además, esta nueva forma de producir un videojuego puede ser
también muy efectiva contra la piratería, ya que por una pequeña cantidad de
dinero (unos 11 euros) se obtiene la capacidad para decidir sobre un juego “hecho
a medida”, una copia original del juego y la posibilidad de jugar en cualquier
dispositivo en el que se desarrolle el juego, ya que por el momento ya se ha
anunciado el lanzamiento también en Android; unas ventajas que animan mucho a participar en este proyecto si ya conocemos de antemano algunas de las míticas obras de este diseñador.
¿Qué opináis sobre esta nueva forma de negocio que rompe con
las estructuras de la Industria del videojuego? Lo que sí está claro, es que
este juego ya es más que rentable antes de su salida al mercado.