España es un país curioso en lo
que respecta a la industria de los videojuegos; fue una potencia que se echó a
perder, tiene gran talento, que no se explota en nuestras fronteras y también
es uno de los mayores consumidores de videojuegos y uno de los países que menos
diseña. Por otra parte, también es curioso el contraste entre el consumo de
videojuegos y la piratería de los mismos, lo que nos sitúa entre los primeros
en lo que a consumo de videojuegos se refiere y también entre los primeros en
piratería de los mismos.
Según la consultora IDC
Research, dos de cada tres videojuegos que se consumen en España son piratas,
lo que supone un 66% del total. Esto implica que ese 33% de videojuegos que se
compran por vía legal son los que sitúan a España como cuarto o quinto (si en
vez de considerar a Inglaterra, la incluyes en Reino Unido) consumidor mundial,
lo que seguramente haría a España estar más arriba si la tasa de piratería
fuera más baja.
Sin embargo, en mi opinión, si
la piratería bajara por diferentes causas, no aumentaría el consumo legal de
videojuegos, sino que simplemente bajaría el consumo de los videojuegos
piratas, que estarían más restringidos, pero no permitiría a los consumidores
gastarse 60 euros más aproximadamente en la adquisición de un videojuego. Es
decir, si la piratería se restringiese de manera más efectiva, el consumidor
que no pudiera descargarse un videojuego, no lo compraría legalmente, sino que
simplemente no lo consumiría, pues creo que la economía de las familias no está
para soportar gastos extras, y menos para la industría de los videojuegos.
Bibliografía:
Sr.Verde
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